(...) no soy ama de casa, ni mujer sin corazón,
que se guarda el suyo como si fuese pecado,
hacer que lata fuerte y se confunda con algún tambor.
La Mujer Alada
que se guarda el suyo como si fuese pecado,
hacer que lata fuerte y se confunda con algún tambor.
La Mujer Alada
V
Cuidaré nuestra casa.
Mi hogar, tu corazón.
Regando en las mañanas
tus sueños y esperanzas,
con besos y café negro.
Y así bailar en las noches,
tomados de la mano,
con el sonido
de la sangre
en nuestras venas.
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