martes, diciembre 27, 2005

Ni En Sueños

Woke up, fell out the bed
dragged a comb across my head
found my way downstairs and drank a cup
and looking up I notice I was late
found my coat and grabbed my hat
made the bus in seconds flat
found my way upstairs and had a smoke
and somebody spoke and I wend into a dream

The Beatles A Day In The Life


Despierta, como todos los días. El calor de las cobijas, el sueño de la noche anterior, todavía descansan con él. En su cuarto ese olor tonto, sordo, pesado, encerrado toda la noche.

Restriega sus ojos para quitarse las pesadillas de la noche, y así ver el verde azul de las montañas, opacadas por un gris claro y transparente, la ciudad, el smog.

El despertador gritando, había que dejar la cama. Ahí quedarían los sueños de colegialas tímidas formadas en fila, hombres desnudos, en espera de algo, y la humedad de su subconsciente, viajero de la noche. Solo un momento piensa en ella, como costumbre matutina.

Intenta levantar su cuerpo, todavía torpe. Algo no se lo permite. Toma con la mano las cobijas, las empuja. No logra nada. Sin desesperarse, rueda de la cama para librarse de ella, y entonces se da cuenta. Está atrapado.

Mira todo el cuarto. Ahí está su vida, sus amores, sus sueños, sus hobbies. Esta toda su vida. Su mochila, los cuadernos listos para ir al colegio, donde solo tal vez la encontraría, hermosa, sensual, aunque aun niña.

Vuelve a dormir. Sueña con inmensas olas que vienen hacia él, olas gigantes, que abren sus brazos como colosos, corre, corre hacia la playa y se encuentra una muralla, está acorralado, no puede huir de la caía de las olas, repletas de sonrientes surfistas que parecen no darse cuenta. La ola cae, revienta sobre él, no hay salida.

Despierta, aún asustado. Mira el despertador de nuevo, más asustado aún; la prueba, el profesor, iba a llegar tarde.

Nuevamente intenta deshacerse de las cobijas. Al parecer no lo logrará nunca, nunca antes del comienzo de la prueba. El miedo empieza a llenar su corazón. El desayuno está listo, lo sabe por el olor del café, dulce y caliente.

La angustia lo invade. Grita, pide ayuda, pero está solo. Forceja desesperadamente con las sábanas, solo logra fatiga, cansancio, pelusas de cobija enredadas en su boca, y un golpe en la cabecera de la cama. En sueños, ella le da su primer hijo, pero él pierde su trabajo por llegar tarde. Entonces quiere despertar. Esta vez no. Y nunca más.

miércoles, diciembre 14, 2005

Reloj

En las noches,
con la pluma húmeda
como los sueños y las pesadillas,
recordando entre recuerdos
miro su papel
blanco...
¿luna otra vez?
blanco,
así me recuerda
y me olvida

mis ojos en la noche
cuelgo del alambre
mil ojos en el insomio
sus recuerdos,
gotea el reloj
sujetos con pinzas,
gotea el alma
para que el viento no los lleve
gotea el tiempo

guardo mis recuerdos
zarandeados por el viento
en la caja de música
y duermo tranquilo,
estúpidamente
tranquilo.

viernes, diciembre 09, 2005

Líquido

Espero atraparte entre mis manos,
como la lluvia, escapas siempre,
caes entre mis dedos
con la humildad del agua;
sonrisa líquida que busca el mar,
el pelo cayendo, en cascada...

El agua que escapa
se atasca en tus ojos.

Algún día,
antes del último aguacero del mundo,
lograré encerrarte en mi botella,
para siempre.

viernes, diciembre 02, 2005

En-Carne

(Con el perdón del Cuenta Cuentos)


...encontróse en su cama convertido en un monstruoso insecto
Franz Kafka La metamorfosis


Por razones que desconozco entré. La diferencia de calor, el olor y el ambiente se sienten. La gente, el ruido de sus conversaciones, los sonidos del motor, el olor a smog, a ciudad, a trabajo, a sudor... a ganas. Una mujer entra. Eres tú. Cabello quebrado, finas manos, mirada profunda, cansada, demuestra sombras de fastidio. Cuerpo sensual. Caderas encerradas en tu vestido, parecen oprimidas, desbordantes. Senos tímidos, pero anhelantes, se esconden tras tu vestido. Te sientas. Veo tu imagen multiplicada miles de veces a través de mis ojos. Te sientas junto a mí. Te acomodas, sueltas tu pelo, cierras tus ojos, tu lengua sale cautelosa de tu boca, moja lentamente tus labios, resecos, en busca de un beso. Me miras con desprecio.

Me aferro al vidrio. Me muevo lentamente, para no molestarte. Miro la ciudad, la gente apurada que se mueve como hormigas, buscando su alimento, aun matando a otros, como moscas, buscando su sustento en la mierda. Sin querer toco tu cabello. Sedoso, huele a champú de la mañana, a humo de tabaco, a ciudad. Sacudes tu pelo, y me miras con más desprecio, con asco. Cierras tus ojos y apoyas la cabeza en el asiento. Pareces dormida. Tus formas descansan apacibles, tu respiración se modera, tu gesto se afloja. Te ves realmente bella. Sin sentirlo, tu traicionero vestido deja ver tu pierna. Perfecta. Tu pequeña cintura llama a mis manos. Quisiera envolverla, sentirla, abrazarla. Pero sé que es imposible. Yo no tengo manos. Quizá en otras vidas.

Una gran vibración. Resbalo y hago ruido. He logrado despertarte. Me miras molesta. Lo siento. Discúlpame. Pero no me entiendes. Esta vez tu mirada es amenazante. Temo por mi vida. Si es que la tengo.

Cierras tus ojos. Decido dejar de contemplarte, llamar tu atención, conversar con vos. Me muevo, hago ruido. Despiertas furiosa. La gente parece hacer más ruido, el olor a gente aumenta, parece fastidiarte más. Estiras tu dedo índice. Yo lo veo mil veces, lo acercas a mí... mis seis patas se deshacen en el vidrio. Una de mis alas quedan en tu dedo. Aunque muerto, toqué tu piel. Mis vísceras pegadas en el vidrio, en forma de una mancha amorfa, amarilla. La sangre de mis víctimas la acompaña. Miras con repugnancia tu dedo, que tiene algo mío, y lo frotas contra el asiento. Te has librado para siempre de mí. ¿Debo agradecerte?. Tal vez en otra vida logre tocarte. La mancha amarilla continúa en el vidrio. La mujer mira la mancha por última vez. Maldito insecto. El mosco a muerto, sus restos mortales, sin vida, son motivo de asco para cualquiera. La mujer cierra sus ojos, pero los abre enseguida. Señorita, el pasaje. Te miro. Eres la misma.
(1998)

miércoles, noviembre 30, 2005

Otro

otro tiempo
el mismo viento
la misma lluvia
el mismo frío

solo mi reflejo en el vidrio
desgranando la noche en versos
escucho sus caricias
lamiendo la nostalgia olvidada

ausencias falsas
los ojos desiertos
las manos áridas

¿donde perdí?
la sangre
estampida de tortugas
corazón
de libro viejo

descuento cartas falsas
letras dormidas o inventadas
notas de amigos perdidas
cariños náufragos

los días nacen viejos
y mueren sin haber sido
las palabras atraviesan y se agotan
llegan cansadas y sin aliento a su oído

otro día
otros vientos
otro verso

lunes, noviembre 28, 2005

Venus

A una mujer imposible



Vuelves. Escondida detrás de tus ojos azules, oculta detrás del mar.

Venero lo único tuyo, como devoto de iglesia antigua, en el altar de los deseos absurdos. Tu rostro falso, sonriente.

Sonrisa a tres cuartos, cristal líquido, casi áurea, principio y fin de la belleza imaginaria, posible solo en sueños o pesadillas.

Cuerpo de fuego, ruinas de adolescencia, inocencia, demencia; una mujer de hielo suena en tus piernas. La luz descubre, crea o destruye, mentirosa como foto a dos colores.

¿Cuál es tu realidad? ¿Cómo es tu mañana, sin pintura o estilista, desnuda y calmada, dormida, respirando pausado, sin adornos, sin atavíos? ¿Existes?.

Deseo verte llorar, ver derramarse al mar; mirar tus ojos con fuego de ira o celos. Niña mujer irreal, te construyo de fantasías y antojos, te hago después de cada lluvia, mirando tus ojos como se ve al mar, sabiéndote inexistente y lejana, pensando que habrá del otro lado, adivino isla desierta y virgen, o tormenta asesina.

Solo, con tu imagen colmando la retina y mil quimeras...

martes, noviembre 15, 2005

Entrevista con mi musa (Parte II)

Otra vez se vuelve azul. Un azul profundo, como un Tango Apasionado.

- Es buen trato. Pero si me quedo, conoces los riesgos.
- Es que te he extrañado. Eres un mal necesario.
- ¿Un mal?
- Si. Tu trabajo es inspirar, y luego desparecer. Desparecer, dejándome colgado, con un puñado de textos con sabor a ron añejo. Eres un mal necesario, indispensable.

La musa se levanta implacable. Se posa frente a mi. Ahora se pone difusa, semitransparente, casi como un fantasma. Sabe que odio esa visión casi paranormal de su cuerpo. Me sirve otra copa de vino.

- No te quejes tanto. No es fácil presentarse en el momento exacto, en el lugar indicado, e inspirar, aunque nos se esté tan inspirada.
- Eso no es cierto. Cualquiera sabe que hay pocos seres tan caprichosos como una musa. No siempre están donde deben.
- Has usado mi imagen como y cuando quisiste. Ahora soy la mala de la historia.
- Míralo en proporción. La mayoría de tus textos son más bien dulces o felices. Debe haber unos cinco tristes.
- Entonces soy dulce y feliz, a pesar de que esos cinco textos tristes que inspiré son los que más impactan. Ahora soy una bruja sádica que disfruta de tu dolor. No es justo.

Usa esa mirada de tristeza, que sabe infalible. Una vez más tumba mis defensas, rompe mis murallas. Vuelvo al vino.

- La gente gusta más del sufrimiento, el ver como se termina la ilusión, como los sueños se derrumban... ellos disfrutan tu muerte, miran como pasas a formar parte de “ellos”. Es una cuestión de “sufrimiento social”. Yo solo he contado lo que pasa. Y a pesar de todo, tienes el poder
- Poder que no he pedido. De cierta forma, también soy víctima.
- Poder es poder. Y no conozco a nadie que no lo disfrute.

Ella sonríe, derrotada. Se acerca, se vuelve un poco verde y me besa, profundo, beso sabor a despedida, el sabor de las historias que nacieron muertas.

- Te marchas. ¿Así, sin más? Parece una graciosa huida.
- ¿Huida? Jamás.
- ¿Debo decir “como siempre”?
- Y como siempre volveré.

Y es verdad. Ella se vuelve transparente, hasta que se confunde con las luces que titilan en la ciudad. Me quedo con un poco de ella, en cada palabra. La invoco cada noche, espero que vuelva a revolotear mi ventana. Pero solo me trae palabras, y un buen vino añejo.

lunes, noviembre 14, 2005

Entrevista con mi musa (Parte I)

Para María Luisa
Como siempre, robando palabras.


- Mira. Las luces.

La musa se sienta en la ventana, roba un sorbo de vino y me mira, se clava en mis ojos.

- De nuevo estás aquí. ¿Qué buscas?

La musa sonríe, se pone un poco azul y comienza a revolotear.

- Vengo a agradecerte. De verdad, esta vez fue un honor cumplir mi trabajo.

Miro la ciudad, fingiendo indiferencia.

- Una musa agradecida. Interesante.
- Tengo como regla el agradecimiento con el inspirado. Pero eso sí, cuando te vuelvas famoso, espero la respectiva comisión. ¡Negocios son negocios!

La musa se vuelve color naranja. Sus ojos juguetean con las luces de la ciudad. El aire, frío y pesado de las montañas parece no importarle, continúa desnuda, impávida a pesar de la noche.

- Es increíble. Además de esquivas, ahora son negociantes.
- No sabes lo complicado que es este trabajo. Vestidos de tul, polvo de estrellas, vagar por el bosque hasta que alguien como tú te escoge como su musa.

Para entonces, he perdido la batalla. Me arranca una sonrisa, rompe mis defensas. No puedo ser indiferente, su cuerpo se pone más rojo con cada palabra, más brillante.

- No creo que el trabajo sea complicado. Vienes solo por las noches, apareces solo a veces, no siempre estás. Soy yo el que te piensa, todo el tiempo, siempre y profundamente.
- Eso desgasta. Además solo pongo en tu mente pedacitos de imágenes que luego usas a tu conveniencia. Arriesgo mucho.
- El que cuenta las historia soy yo. El que teje los textos, el que mancha el papel, ¡soy yo!
- No hago las reglas, ya se escribieron hace tiempo. Solo cumplo con mi trabajo.

La miro, mientras se sienta de nuevo junto a mi. Vacía la copa de vino, se comienza a poner violeta.

- Era suficiente precio el que me inspires, me hagas feliz, y luego solo desparezcas, llenándome la vida de palabras...
- ¿Que prefieres, que desaparezca después de hacer mi trabajo, o que me quede a opinar sobre tu libro, y fastidiarte por la comisión?
- Preferiría que no termines tu trabajo, y te quedes, para lo que sea.

(Continúa)

jueves, noviembre 10, 2005

Tabú

“Estoy tranquilo, pero herido”
Fito Páez

Antes de indispensables
impensables
nostalgias innecesarias
incalculables;

te deshojo,
te deshabito
como isla virgen
te destoco
como canción
te desvisto
y te toco

ensueños
sin sueños

termino tu acecho
deshecho
con mis manos pendientes,

tranquilo,
pero herido

domingo, octubre 30, 2005

Nada

Nada dentro,
agujero negro y profundo,
oscuro,
tarde infinita,
un grano de arena en una baldosa,
una roca en agua pura,
cometa en el cielo;
nube en el verano.

Río en el desierto
serpiente de páramo,
silencio y otra vez oscuridad.

Tristeza, blues, Lee Hocker, Davis, Piazzolla…
un tango se ahoga en la esperanza.

miércoles, octubre 26, 2005

Diálogos

Para Myriam


Diálogo I: Juegos de Seducción

La seducción es un acuerdo mutuo, un juego voraz entre seductor y seducido. Un juego de fuerzas, pequeña fiesta de máscaras, dos cuerpos huyendo queriendo encontrarse; lucha de vencedores, sin banderas, sin más fronteras que la piel.

Cuando la distancia es juez, la seducción cambia. Sin cómplices miradas, sin calor sumado, sin sudor compartido, quedan solos los diálogos, el coqueteo de las palabras.

Diálogo II: La Lluvia

En Quito llueve casi todos los días. Imagino que donde vives cae la misma lluvia, que me dejo mojar pensándote, sabiendo como te gusta la lluvia, y espero que el agua se vuelva nube y te llueva mi memoria... mientras las gotas te mojan la cara.

¿Pueden las nubes viajar tan lejos como los mensajes en las botellas?

Diálogo III: El Gato y el Ratón

Así de a poquito, te voy tocando. Cada palabra se desliza en tu piel, te levanta los poros, y te busca, y te encuentra.

Y seguimos con el juego del gato y el ratón, sin que sepamos quien es quien.

Diálogo IV: La tarea

Maestra, solo vos puedes ver bajo mi piel. Tus palabras viajan, me desnudan, me buscan traviesas y encuentran espacios que nadie ha tocado.Debo hacer mi tarea, y dibujarte entre palabras, seguir tu perfil con mi dedo, descubrir tu mirada y besar tus labios, fríos y lejanos.

Hago mi tarea. Entre juegos, lluvia y gatos; a pesar de la distancia, te seduzco.

Río

Río,
pero murmullo,
bajo
apresurado o triste,
bebo lluvia
y crezco buscando tu mar.

Serpenteo por tu cuerpo,
besando tus playas,
lamiendo las rocas,
violando tus puentes,
hasta que tu mar
me absorbe para ser
parte de ti;
contigo.

lunes, octubre 17, 2005

S

Porque no estás.
¿Por qué no estás?
sordo sombrío
silencio
ciego solo
me olvido

sigo soñando
silbando canciones
citando versos ajenos
siguiendo ciudades vacías
soltando versos
sintiendo su ausencia
sonriendo con la mía

separo sentimientos
sereno mis ansias
simulando simple indiferencia
zurciendo pedazos gastados
sádico bufón
sin salida
salvaje ceremonia conocida

saboreo de nuevo ausencia
siembro su silueta
sopla el viento, cosecho tempestad
solo tengo su sombra
mientras el sol lo permita

suave calor
mentira sombría
frío suave su piel
sinónimo de estrellas
susurro de agua
sudores y desamores
zozobro sobrecogido
sobreviviendo
sobreinventando
sin suplicar
ni esperar

solo
sigo solo las calles
siempre sin salida
sigo siempre
su ausencia
sigo
solo

sábado, octubre 08, 2005

Flor de Dionisio

Para Ruth
En el día,
mi princesa
mil veces destronada;

en la noche,
yegua desbordante,
galopas en la ciudad
como en estampida,
cazando amores muertos,
príncipes con piel de sapo.

En el día,
te desnudo, te toco,
como una fotografía antigua,
me pierdo en tu olor,
recorro tu cuerpo,
sigiloso;
turista en tu piel,
cancerbero del deseo.

En la noche te rezo,
diosa del fuego,
virgen del pecado;
mientras tus amantes
se regocijan
en tu cuerpo.

Pequeña flor de Dionisio,
busco el final de tus caderas,
mientras escribo
con mis dedos de fuego
mi nombre en tu vientre,
mis huellas en tus senos,
para decirles a todos,
que aún cuando huyas,
tu corazón esquivo
es mío,
para siempre

jueves, octubre 06, 2005

De vuelta mis palabras

Me arrepiento de las palabras que te regalé
de decisiones que sin pensarlas tomé por ti
de abrumadoras sombras que para ti compré
hoy te desheredo
mi tesoro enfermo
en un mar de vientos
Te desheredo
Los Tres



Destejí en las noches cada ausencia
para rehacerlas en la mañana.
Tantas veces como palabras
te llevaste
(¿nunca te cobraron sobrequipaje?)

Palabras y papel.
Soy solo eso
Los sacudiste
como el polvo de tus caminos

Recojo hoy mis palabras
como pájaros heridos,
agonizantes,
tristes y solos

II

No volverás a verte en mis ojos
tengo los relojes exhaustos
los tangos gastados
y mi guitarra dormida

Regresa sobre tus huellas,
la lluvia es mía,
borrará tus pisadas.
Vuelve, por los caminos que te trajeron
sin dejar de mirarme.

Dejaste de volar mariposa,
tus estrellas regresan a mi noche.
Solo te llevaste mis palabras más azules
ilusiones quemadas
y un nosotros,
perdido en un libro negro.

domingo, octubre 02, 2005

Nuevo

Nuevo día
de nuevo amanezco
a oscuras
un poco menos feliz.

De nuevo Piazzolla
de nuevo te pienso
vuelvo nuevo, te extraño
nueva tinta blanca
nuevo te quiero
sin verte hace tiempo

de nuevo te busco
te encuentro
de espaldas a mi

nueva volverás
a mirarme a los ojos
sin entenderme

nuevo comienzo
regresas, me pintas de azul
de nuevo me dueles
volvemos a empezar
de nuevo
.

viernes, septiembre 30, 2005

El miedo a la ternura…

Mi primer post que vale la pena (o sea el segundo) fue un poemilla que tenía atrancado en el papel. Lo escribí hace algún tiempo, a una mujer a la que amé (no es necesario decir que mucho, no se puede amar de otra forma).

Lo primero que me impresionó fue, que recibí comentarios solo de mujeres (al menos al principio). Agradable, porque una mujer lo inspiró, y la visión de las mujeres siempre es singular, única.

Pero también me llamó la atención esto:
“las palabras (…) inconstantes, venenosos o hecho un mar de dulzuras que nos empalagan hasta el hastio” No sé quien lo escribió, porque todas mis comentaristas son anónimas, mala costumbre que espero cambie.

Por alguna razón le tememos a la ternura. La consecuencia negativa de la actual sociedad es sin duda ese miedo a sentir, ese miedo a la belleza por la belleza, mirar cosas que duelen por perfectas y bellas. El pavor a mirar las cosas simples, a ver sombras en las montañas, a mirar los duendes saltando en las esquinas. No es extraño ir a una galería de arte y encontrar solo provocación. Entiendo perfectamente (y me gusta mucho) el arte conceptual, como provocación o reflexión, pero ¿qué pasó con la belleza?

En un mundo lleno de cemento, de gente que corre tras de los buses, almas colgadas de los relojes, falta la belleza, la búsqueda de lo hermoso. Mar de palabras es sin duda, un mar de ternura, de sueños, un “mar de dulzuras”. Un canal más en mi búsqueda personal de la belleza, en todos sus aspectos, la belleza del amor, de la naturaleza, de la gente, de los objetos, de la muerte y la angustia… pero también de la ternura.

jueves, septiembre 22, 2005

Quito

Cuidad,
la noche llueve fuego sin que nadie la mire;
noche,
la luna juega a perder
con las luces de neón.
Una guitarra murmura un pasillo
o gime metal pesado.
Tus piernas largas
me ven circular,
muévete despacio mi amor,
la ciudad te puede oír;
muévete despacio, amor
cada oído es un labio, que te anhela,
despacio,
suave,
no dejes que tus sueños despierten...
humedad;
la lluvia te moja,
fría,
casi muerta,
recorro tus poros
entre mendigos y putas,
respiro tu aliento
entre cloaca y Channel.
Cada campanario me llama,
hipócrita
me mira sin mirar,
consuela sin conocer;
Montaña,
barreras de deseo
me obligas a conocer tus anhelos,
a besarnos en secreto,
a buscarnos bajo la noche
pensando en el viejo mar,
lejano,
libre.
Mujer egoísta,
tus manos recogen cada sueño
y nos devuelven un suspiro,
ingrata,
estrecha;
muerte,
vida,
muerte en vida,
silencio lejano e imposible,
soledad en cada bocanada de smog,
soledad
lágrima
lluvia
frío
insomnio,
no me dejas dormir en la noche,
en tus venas navegan deseos muertos,
en tus ojos apagados
se encuentran los besos
ciudad,
fuego
noche
lluvia
humedad
frío
lágrima
soledad,
muerte
insomnio,
soledad, soledad, ¿sol?

Quito es una mujer
con la boca cerrada
y las piernas abiertas.



miércoles, septiembre 21, 2005

Quito (Intro)

Vivo en la ciudad de las iglesias y niños en las calles, de mendigos sobre las veredas y el hambre, una ciudad partida, infierno cerca del cielo, mil ciudades dentro de una. Mascarada y calor en el día; fiesta de carne, lluvia y frío en la noche.

Neones donde hubo candelabros, putas donde hubo balcones, franciscana ciudad del pecado, atravesada por asfalto, quebradas y amores.

Vivo en Quito, a la que se ama como a novia infiel, que te traiciona y te roba mil veces. Quito es una mujer, a la que regresas siempre.

domingo, septiembre 18, 2005

a veces...

A veces tu sonrisa
como una lluvia blanca

a veces tus palabras
hojas vacía

a veces la lluvia
y tu ausencia fría
y diurna

a veces el amor
te hace el amor
casi ultrajándote

a veces recuerdo
y me ahogo en tus calles

a veces te busco
mirando a otro lado

a veces te encuentro
a veces regresas
sin terminar de irte.

jueves, septiembre 15, 2005

Zarpando...


Busco reivindicarme en las palabras. Busco su paz y su guerra, su océano inmenso y caprichoso.
Busco reencontrarme con ellas, navegar y si es necesario naufragar en ellas. Busco recuperar mi fe en las letras, en la palabras escrita.
Busco compartir las palabras con alguien que las sepa medir, que conozca su sensibilidad.