A veces las noches sin luna son tristes. Lo hermoso es el silencio que traen. Entonces puedo escuchar mi respiración y palpar los fantasmas que duermen en mi cama.
vago bajo las piedras
viejos amantes conocidos
velo tus suspiros
Fugaz...
mi deseo
solo alcanzó
a pedirte un deseo
que se estrella
en dos estrellas,
tus ojos,
volverte a ver.
Te siento
huelo
respiro
hueles a mar
gaviota
cangrejo de roca
mil peces grises
en tus labios
me estrello
contra tu senos
con la marea alta
y salpico tu pelo
mil palabras agudas
tus dedos en mi boca
todavía sabe a tequila
el sudor de tus muslos
el olor de tus lágrimas
y una pizca de deseo...
salado
¡ buena mi suerte!
I
Tu vos tranquila en el teléfono. Largas conversaciones. Fito vs Charly. Merendaba tus sonidos y silencios. Luego tu presencia, siempre ausente. Distancia y tortura. Tu cuerpo, falsa inocencia.
II
Caminar a tu lado. Centro de Quito, piedra, gente, arte. Ahora a tu lado, otra vez. Se regresa a vos como se regresa al mar, por primera vez. Voz, aroma... no risa. Imaginando tu mano sobre la mía, “No hay nostalgia pero que añorar lo que nunca jamás sucedió”
III
Regreso sobre mis pasos. Te encuentro. Las sonrisas gastadas, miradas conocidas (pero esquivas), ya no entras en mis ojos. No fuimos somos seremos los mismos. El tiempo nos erosiona, piedras en el mar.
Solo tu cuerpo es el mismo. Tus manos no cambian, tu cuerpo ausente, las canciones un poco más triste. Un poco más ausentes, un poco menos alegres. Un poco más extraños.
IV
El tiempo. Cada segundo que ha pasado, huyéndonos, escondiéndonos en los zaguanes.
31536000 segundos. Polvo bajo la alfombra. Es tiempo de libros, música. Aún no París, ni la Habana, ni Buenos Aires. Por lo menos, Quito sigue lloviendo.
Corre la cortina;
la luna llena,
nubes y lluvia.
Batalla.
Corre el viento, huye.
Luna galopante por las calles,
amantes rabiosos, comienzan el día,
mendigo dormido, puta solitaria.
basura y flores,
el pavimento brilla,
blanco,
la campana descansa,
badajo suicida.
Llega a tu ventana,
Duermes. Sola.
La luz no conoce tus fronteras;
pies,
muslos,
caderas, cintura,
(luna llena, no importa)
pechos...
solo tu boca,
la luna sopla su aliento;
suéñame,
descansa mientras te escribo
cubierto de la misma luna,
mientras mi pluma seca.
Tu luna
volverá a ser cintura...
negro en tus ojos de red,
donde van a morir los delfines
descuidados,
que nadan en el mar de asfalto
buscando encallar
peces que mueren ahogados
flores marchitas al borde del mar
sueños muertos en vasos de alcohol
esperanzas dormidas en la noche de diario
periódicos viejos
historias falsas
manos vacías
sueños rotos
calle tontas
sentimientos pavimentados;
has muerto, delfín,
te ahogo en mis versos
encallas en mis palabras
negras
tristes
apacibles.
Solo,
bajo la lluvia,
con este olor a palabras,
busco entre las lágrimas del cielo
una mía,
que encaje en tu mejilla.
Le dolía ver el almuerzo de Leonor sin leche, sin pan. ¿No era su culpa? (...) Sobre el basurero volaban gallinazos. El horno enseñaba sus ladrillos en los ijares desconchados.
Joaquín Gallegos Lara Las cruces sobre el agua
Todo planeado con anticipación. Los líderes políticos estarían ahí. El Comandante compró unos cuantos guardias, el coche bomba estaba listo. Debía morir. Sería por algo justo. Por el partido, su hija, sus ideales, su pueblo. La revolución.
Tomaría el coche–bomba, directamente de la casa del Comandante, para llevarlo al edificio, lugar de la reunión. Según lo planeado, a las cuatro de la tarde toma el bus que lo lleva a casa del Comandante. Entra, saluda con su superior. Este responde con la mano y le hace entrar.
– ¡Bienvenido, soldado de la nueva patria, mártir de la revolución!-
Explica lo que tiene que hacer. La reunión es a las siete, debe llegar a las seis, mostrar su credencial a los guardias, tomar el celular, escribir la clave “libertad”, SEND, y todo terminaría. él también; claro, debe morir para cubrir las pistas. A las ocho la mortal tecla debe ser oprimida.
5:45, va en camino. Vidrios polarizados y un solo objetivo en mente. Algo comienza a carcomer su cerebro, sus ideas; algo que no tiene explicación, ¡es un soldado entrenado!. Piensa en su mujer, que estaría esperándolo por siempre en casa. Piensa en su sonrisa, el olor de su cabello, mezcla de cigarrillo, hierba fresca y perfume. Piensa en el día en que la conoció, callada, discreta, no llamó mucho su atención. Con esa sonrisa, pasión e inocencia, el día de su matrimonio, mil noches, pasión, y otra vez su sonrisa, sus gestos...
Luego, su pequeña hija. Nació en un día lluvioso, frío. El clima parecía haberle tatuado el rostro, tranquilo, apacible. Tenía tres años, ya le gustaban la música, cantaba emocionada cuando lo veía llegar, pintaba las montañas color rojo. Solo vio el color rojo y sus reflejos apretaron violentamente el freno, y su pensamiento volvió el objetivo.
Siguió su camino. Pensaba, pensaba en su familia, estuvo a punto de renunciar a su misión. Pero era por ellas que iba a hacerlo, para que vivan mejor cuando mueran los cerdos imperialistas. El partido las protegería, sí, pero la pobre gente, las familias de los periodistas que morirían, el personal del edificio, no tenían culpa. Pero cuando triunfe la revolución, el estado las atendería. De su acción dependía el triunfo. Entonces recordó sus ideales, su entrenamiento, Hasta la victoria siempre, Vencer o morir, Vencer o morir. Su triunfo era su muerte.
Seis de la tarde. Entra en el edificio, y se instala en el parqueadero. Reclina el asiento y vuelve a pensar... ahora duerme, y puede abrazar a su esposa, llevar a su niña a su primer día de jardín de infantes, de la mano... la alarma de su reloj de pulsera lo despierta, 7:50. Era la hora. Constata que los explosivos estaban activados ¿por qué no podía accionar el teléfono desde afuera, y terminar con todo? Lo rastrearían y lo encarcelarían, y antes de la humillación, la muerte. 7:55. El reloj no da tregua, el segundero recorre su camino, con furia, sin miedo, sin remordimientos. 7:53. Marca la palabra “libertad”, la libertad que lo mataría. 7:59, debe ser puntual, preciso, 59, el rostro de su esposa, revoloteando en su cabeza, las pequeñas caricias de su hija en su rostro, 15, “hola papi” en las mañanas, 5, todo termina, todo vuelve a empezar, 4, 3, 2, 1... SEND...........
Medianoche.
la luna llueve,
sangra,
sangra en blanco,
inunda la ciudad;
Quito en rojo.
¿Sangras?
corre bajo tu piel,
labios,
ojos,
lengua,
humedad...
manzana;
te muerdo y gritas,
aspiro tu jugo, dulce,
rojo...
labios;
te muerdo, no gritas,
recorro tu piel como venas.
¿Miras?
recorro la ciudad,
calles como venas,
la ciudad sangra también...
rojo,
tras él, pecado,
¿sientes?
Imagina...
ciudad roja
la sangre en los grifos,
ni maldición, ni plaga,
orgía...
¿Miras?
tengo sangre en los ojos,
lloro en rojo
recorre por mis mejillas,
piel,
cuidad,
llega en mi boca
¿gustas?
mar,
¿Sueñas?
te desvisto de rojo,
pero tu piel es crepúsculo,
toco tus nubes,
el sol quema las montañas
queman tus labios,
fuego en tu aliento.
¿Sangras?
Nosferatu, feroz,
sabio
si,
la blanca luna gotea
se desangra
sangran tus sábanas blancas.
¿Duermes?
la luna se asfixia en nubes,
llueve suavemente,
miro tus pechos,
gotas de sangre
sangro
siento
imagino
miro
gusto
sueño,
duermo...